18 jun 2017

Benissa-Altea: una conexión franciscana. Por M. del Rey

Las relaciones entre el convento de la Purísima Concepción de Benissa y los asentamientos franciscanos en Altea
Por Miguel del Rey*   (Cast- Val)

La noticia del cierre del Convento de la Purísima Concepción de los padres franciscano de Benissa es quizás motivo de reflexión, tanto para la memoria como la cultura en la Marina. Una institución ejemplar en el tiempo, tanto en su condición religiosa, pero también en la educación y labores caritativas, etc..  Un servicio ininterrumpido desde 1611, con más de 400 años de labor ejemplar, que ha marcado a Benissa, su cultura, su arquitectura, su perfil urbano, etc… no solo a Benissa, también al resto de la comarca; me refiero a la Marina, no a l'Alta o Baixa, ja que la Marina és una comarca única i de cultura indivisible si deseamos entenderla de manera coherente, como vemos en el caso del convento de Benissa.


Comparativa entre estado actual de la iglesia y el convento en la foto aérea de 1957

La unidad comarcal la podemos ver en la incidencia que tuvo el Convento de la Purísima Concepción en poblaciones como Altea, vinculada desde siempre a Benissa como cabeza de esta zona de tierras de los Palafox durante siglos, hasta que se construyó la Altea moderna, la que este año cumple el 400 aniversario. En 1728 un grupo de monjes del convento de Benissa fundan en Altea una congregación dependiente de aquel convento, hasta que su autonomía es efectiva unos años más tarde, manteniendo siempre unos fuertes lazos de unión en la institución madre. Esta pequeña congregación, el futuro convento de San Pedro y San Francisco, se levantó anexo a la antigua ermita de pescadores de San Pedro, en las inmediaciones de la playa y muy cerca del arrabal de pescadores que tenía una gran actividad y población ya esta primera mitad del siglo XVIII.

Fue un convento de gran importancia, de labor esencial en el apoyo a las labores propias de la religiosidad de los frailes, pero también en la labor educativa de jóvenes y asistencial, con hospicio y hospital de pobres, en unos momentos en los que el Estado no se hacia cargo de estas funciones. Fueron ellos quienes canalizaron las dádivas y espoletearon las conciencias de la sociedad, para con las donaciones ir creando un excelente edificio, un convento amplio y una institución con ayudas esenciales a una sociedad falta del cariño y los mínimos apoyos para jóvenes con la educación, y también para huérfanos, desvalidos, pobres y marineros náufragos.


Planta del Convento y su huerto-jardín en 1740. Plano de "la Villa de Altea y sus..."  F. Ricaud