23 abr 2016

Un nido en la reja, por Miguel del Rey

Una historia dedicada a mi amiga en estos lares Marixa de Altea para reivindicar la imaginación y su relación con las rejas abombadas, las de “pecho de palomo” que tanto se daban en esta parte de La Marina y que parece que la disgustan.



En Altea, de niño, dormía en una estancia que más que habitación era un “androceo" pues habitábamos allí, en distintas alcobas, todos los miembros masculinos de la familia, personajes de distintas edades que teníamos en común la soltería, tanto niños como mayores. La estancia común de esas alcobas, donde jugábamos o estudiábamos, o escribían y leían mis tíos, tenia un balcón y también algún gran ventanal con una de esas rejas abombadas, ancha, hermosa, rejas de una forja preciosa, pasada, como debe ser el hierro forjado de calidad, con un “pecho de palomo” enorme -para mi edad- similar en proporción a las que se encuentran en la Casa Rostoll junto a la Creu del antiguo Camí de València. Yo solía salir a ella, situarme en el quicio de la ventana y siempre colgar las piernas por los barrotes o sentarme en la propia reja, al aire, con cierta sensación de peligro y riesgo. Creía que era mi nido, que yo era un pájaro que vivía allí. Era mi lugar de retiro, mi escondite cuando mis enfados me llevaban a odiar el mundo por diez minutos, era en el fondo mi lugar. Por eso me gustan estas rejas, son pequeños nidos de vida. Un día buscaré una foto donde pueda ver la reja a la que salía. Desgraciadamente se la llevo por delante una avenida, la Avenida de Altea, pues la casa estaba justo en su cruce con la Costera de Moncau, la que fue en mis años niños la calle Alferez Beneyto.


Encontre la foto. La casa y la reja es la que se ve al fondo de esta imagen de 1931 de la foto “Placeta de la República” publicada por Casa Soler y realizada por la empresa fotográfica Oriol.

2 comentarios:

  1. Estoy segura que a la Marixa de Altea esa le gustan las ventanas con rejas de "pecho paloma" y apostaría algo a que ella imaginó estar debajo, colgada de un columpio colgante de la gran tripa que tienen.

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  2. Es una buena manera de prolongar aquella historia.

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