9 abr 2016

Quadern dispers/ Alexandre Navarro, Sobre el poema XXII



En un atardecer luminoso tras una tarde gris el sol, en su ocaso, invade el espacio y la vida. Uno desea apurar hasta el último halo la vida que se te regala entre sus sombras potentes, rasantes. En un lugar de la ciudad un grupo de personas, de amigos, de amantes de la poesía, de personas atentas a lo creativo, algunos alumnos de un profesor, se reúnen para presentar en sociedad algo nuevo: un poemario. Construir, jugar con el lenguaje, trasmitir, incidir en el ánimo, lo propio de esta disciplina de los poetas.


La gente abarrota la sala, es uno de esos locales urbanos llenos de vida, cultura, de acciones, de revueltas y vueltas a empezar en un tiempo cíclico, un espacio en viaje perpetuo hacia el ideal. La humanidad de Alexandre es el primer regalo de la velada. Conocía al autor en la distancia, en sus escritos, su poesía, sus miradas fotográficas, alguna comunicación epistolar... Su presencia real me place, no hay discordancia entre lo desconocido que hoy se desvela y lo que emana de sus palabras. “El tren  i la torre”  es un poemario fuerte, robusto y también tierno, un placer su presentación. Y una sorpresa, un poema que toma como motivo algo que hice en un momento, una acción constructiva que incide sobre su ánimo y transforma en prosa poética algo que procuré fuera una acción de permanencia de memoria que desvelara lo oculto en la muralla de Altea, una acción arquitectónica que si bien intentaba incidir en el ánimo del espectador o de quienes lo viven y utilizan, nunca pensé que motivara una poética de otra naturaleza.
Gracias Alexandre.


Quadern dispers/ Alexandre Navarro                        
Poema XXII


Polifem a la porta d’Altea?
El portal Nou, el dels pescadors,
Què mira amb un sol ull? I amb l’altre?
Potser siga més important
allò que no veu amb l’ull que mira a terra
sinó amb el que ix de la imatge
i mira la mar. Possiblement siga així,
tot allò ocult que per un moment
ha passat per l’ull vertader,
l’ull –també- de la muralla,
tan antic i tan recent
en ser novament obert com calia.
Un ull de pedra insomne,
que ens mira i que mirem.
Això, pot ser Polifem siga
a la porta dels pescadors,
llançant també una xarxa
amb la mirada sempre incompleta

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