23 abr 2016

Cervantes, Altea y Francesc Martínez i Martínez, por Miguel del Rey


Sobre las antiguas murallas renacentistas alteanas, el juez y gran folclorista don Francesc Martínez i Martínez construyó a principios del siglo XX su casa -o quizás reconstruyó sobre un edificio anterior-, en cualquier caso levantó su casa sobre las antiguas construcciones que configuraban la muralla en su lienzo sur. El edificio lo dedicó a Miguel de Cervantes, su pasión por la obra del autor le llevó ha vivir en una casa “cervantina” entendida a la moda del momento: ecléctica con elementos mudéjares. En el tímpano un medallón con el retrato de un caballero engolado y la inscripción “CERVANTES” da nombre a la casa. A ambos lados de la puerta se abren sendas ventanas geminadas con arquillos de medio punto sobre parteluz. En la planta primera dos balcones adintelados acaban en arcos lobulados y sobre la puerta un arabesco central enmarcado. Remata el edificio una galería de arquillos a la aragonesa y un potente alero de canes de madera



Francesc Martinez i Martinez, uno de los más ilustres hijos de Altea, escritor, gran folclorista y conocedor del derecho y las costumbres locales, compagino su profesión de juez con su actividad favorita: los estudios históricos, literarios y folclóricos. Su tarea se centró fundamentalmente en dos ámbitos: los estudios sobre la figura de Miguel de Cervantes y su principal obra, el Quijote; además de los trabajos sobre temas relacionados con el folclore, la literatura y la historia de los valencianos. Se formó intelectualmente en Valencia donde desarrollo los estudios de Derecho para más tarde ejercer la carrera en Valencia, en Villajoyosa y más tarde como juez municipal vivió definitivamente en Altea. Fue uno de los responsables del Centro de Cultura Valenciana, durante y después de la República.


Su casa en la Calle Santa Bárbara es fiel reflejo de su pasión cervantina, con ese nombre la denomino y la dedicó al insigne escritor. Reunió en ella una de las más nutridas bibliotecas sobre Cervantes, que hoy posee la Diputación de Valencia. Si bien entre los alteanos se le conoce por su obra “Coses de la meua terra”, una obra esencial del folclorismo valenciano que dibuja nítidamente el alma alteana y de La Marina. No hay que olvidar su pasión, que junto a la obra y vida de Miguel de Cervantes fue la lengua, la valenciana, a la que dedico años de estudio y voluntad de normalización, pero también la castellana, lengua que tanto valoraba.

Fotos: Miguel del Rey 2013 - 1984.

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