6 jul 2014

La Roca “El Perret”, en l’Olla d’Altea, per Miguel del Rey




La Roca "El Perret"

A la imatge podem veure l'estat en què avui es troba l'estimat "Perret", la roca que va acompanyar nombroses generacions d'alteans i visitants en excursions i passejades per la platja de l'Olla, una roca que és la resta fòssil d'un antiga duna molt erosionada per l’onatge. Pertany la roca al conjunt de dunes fòssils existents a la zona nord de la platja de l'Olla baix l'explanació de l'antiga caserna de Carrabiners. Per la seua particular forma i disposició, a la vora de la platja, accesible desde terra...,  ha estat lloc de referència en el paisatge; roca de la qual dóna referència R. Llorens en el seu "Diccionario de Altea y sus Cosas", pp. 251
Enderrocada fa uns anys per un dels últims temporals i està a mercè de les onades. Es recomana la seua posta en valor. Aquest element i les dunes fòssils que es troben darrere seu formen un conjunt de gran valor geològic. (Informació en part extreta del catàleg de Béns Culturals d'Altea-2013)
Seria una bona tasca i una cosa que parlaria molt bé de un poble , el que restaurés aquesta roca en la seua posició tradicional; s'està a temps, qualsevol societat civilitzada ja estaria mans a l'obra. Simplement és voler, i que un grup ens posem a la feina.




La Roca “El Perret”
En la imagen podemos ver el estado en que hoy se encuentra el estimado "Perret", la roca que acompañó a numerosas generaciones de alteanos y visitantes en excursiones y paseos por la playa de la Olla, una roca que es el resto fósil de un antigua duna muy erosionada por el oleaje. Pertenece la roca al conjunto de dunas fósiles existentes en la zona norte de la playa de la Olla, bajo la explanación del antiguo cuartel de Carabineros. Por su particular forma y disposición, a la orilla de la playa, accesible desde tierra ..., ha sido lugar de referencia en el paisaje, de la cual da referencia R. Llorens en su Diccionario de Altea y sus Cosas, pp. 251
Derribada por uno de los últimos temporales y está a merced de las olas. Se recomienda su puesta en valor. Este elemento y las dunas fósiles que se encuentran frente a la roca forman un conjunto de gran valor geológico. (Información en parte extraída del catálogo de Bienes Culturales de Altea-2013)
Sería una buena labor y algo que hablaría muy bien de un pueblo, el que se restaurara a en su posición tradicional; se está a tiempo, cualquier sociedad civilizada ya estaría manos a la obra. Simplemente es quererlo, y que un grupo nos pongamos a la faena.





No hay que confundir los procesos naturales con las acciones antrópicas, ni el pensamiento lineal proveniente de observar la naturaleza desde una sola dimensión, con la complejidad del concepto de paisaje.
Si algo no es natural, es la playa de Altea, la presión antrópica es enorme, la variación de la línea de costa por la acción de puertos descontrolados, por la ausencia de aporte natural de canto rodado desde el río Algar, tanto por la existencia del pantano, como por la esquilmación de su lecho por determinadas graveras, ha sido una constante. Ello ha propiciado el que se varíe la línea de costa de manera artificial, llevándose consigo playas, roqueros y otros accidentes, como es el caso del Perret.
Pero el que no sea natural la playa de Altea no debe incomodarnos en exceso, ya que se trata de un lugar dosificado de particularmenra entre lo natural y lo artificial después de más de 2000 de utilización de la misma por los hombres y mujeres que la han habitado y hay construido un paisaje, el que hoy disfrutamos, que en gran parte depende de la naturaleza, indómita en esta parte y agraciada en su configuración, pero incluyendo ciertas cuestiones que la diferencian de la naturaleza, ya que todo paisaje, por su definición, pertenece al dominio de la cultura. Y cuando esta incide hay que limitar la patente de corso del determinismo geográfico, pues hay bienes, lugares, paisajes, que pertenecen a un pueblo y una sociedad, cuyos valores están por encima de que una ola, en parte provocada por las corrientes afectadas por la línea de costa antrópica, se lleve por delante un elemento referencial. Aquí radica precisamente el valor de la restauración de un bien cultural, en este caso geológico, de un bien que ha trascendido su condición de roca a secas, de roca vulgar afectada por las corrientes, para convertirse en un icono a nivel local, más o menos aceptada por ciertos grupos de una sociedad que ven en ella algo más que el formar arte de una línea de costa.
En estos casos, los pensamientos lineales, aquellos que no ven más allá de su condición unidimensional, deben aceptar aspectos más complejos de la cultura, para no caer en el mero determinismo fácil. Gracias a Dios que no se ha hecho caso a esta línea de pensamiento y hoy tenemos restaurado un nuevo cordón dunar de varios kilómetros de longitud que nos ha permitido salvar el Parque Natural de la Albufera, donde se han creado (“maquillado” parece ser para algunos) ecosistemas de gran valor medioambiental y paisajístico, evitando así que la línea de costa se comiera literalmente la franja dunar y  llegara incluso a invadir el propio lago de la Albufera.

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